Los melones VICENTÍN, considerados los mejores.
Estos melones son seleccionados de cultivos en España (Almería, Murcia y La Mancha), Brasil y Senegal, garantizando que solo el 10% pasa por el riguroso filtro de los especialistas triadores y se conviertan en melones VICENTÍN.
PERIS elige cuidadosamente las subvariedades de los melones de piel de sapo que aportan pulpas firmes y crujientes, con cavidades seminales reducidas y aromas a vainilla, miel y canela. Su distintivo exterior se reconoce por los elegantes escriturados en la piel y la barriga amarilla, junto con la icónica etiqueta del niño fallero que da nombre a la marca.
Estos melones se cultivan en tierras arenosas altamente ventiladas, bajo la atenta supervisión de los mejores agricultores, hombres sabios de la tierra que conocen las necesidades de la melonera en cada momento. La planta de melón es tan exigente que agota prácticamente la tierra, por lo que debe descansar durante varios años antes de recibir de nuevo nuestras semillas de melón. El momento de la cosecha es crucial, ya que los frutos deben estar maduros y dulces, en su punto óptimo para ser recolectados y llegar a manos de los maestros triadores de PERIS, quienes clasifican y seleccionan los futuros VICENTÍN.
Para disfrutar plenamente de un melón VICENTÍN, se recomienda abrirlo por la mitad y refrigerarlo al menos media hora antes de consumirlo. De esta manera, los aromas primarios se volatilizarán y surgirán los más complejos, acompañados del intenso sabor dulce de la pulpa. No es aconsejable eliminar toda la placenta vegetal que contiene las semillas al cortarlo, ya que esta aporta sabores excepcionales que contrastan con la pulpa. Recomendamos servirlo en trozos y sin piel para mejorar la experiencia de disfrutar de los auténticos melones VICENTÍN.